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Alta Edad Media

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MURCIA EN LA ALTA EDAD MEDIA.
DE UNA PROVINCIA DEL EMIRATO DE CÓRDOBA A CAPITAL DE AL-ANDALUS.

La formación de la Murcia Musulmana

La provincia formada por los árabes 'la kura de Tudmir' fue el primitivo reino de Murcia. Kura significa en árabe "provincia" o "territorio", y Tudmir era la denominación que los árabes le dieron a Teodomiro. Como fue el que pactó y fue reconocido como señor del territorio, durante los primeros años de dominación musulmana, por accidente lingüístico, así denominaron al territorio y a su capital Orihuela -antes Auriola-.

Miniatura medieval del origen persa.

Hacia el 800, durante el reinado del emir al-Hakam, los enfrentamientos en la provincia entre las diferentes facciones musulmanas asentadas desde la invasión del 711 llegaron a su punto álgido. Ese clima de violencia, unido al terrible caos social producido por la invasión y la progresiva desaparición de la aristocracia hispanogoda, con la consiguiente vaivén de los cristianos hispanogodos estalló en un enfrentamiento en toda la región de Tudmir. En torno al año 825 de la era cristiana, año 210 del calendario musulmán, la situación se hizo insostenible. Un día, según dice una leyenda, un campesino de la facción mudarí estaba tomando agua del río Sangonera y para tapar su cántaro arrancó una hoja de parra de los viñedos de un yemení que había cerca. No apreciando el último su idea, se enzarzaron en una pelea que acabó en tragedia. De esta anecdótica manera narran los historiadores árabes el inicio de una pequeña guerra local extendida al resto de la kuraLa respuesta de Córdoba no se hizo esperar y con un ejercito pacificó la zona. Luego, para evitar nuevos enfrentamientos, el emir Abd al-Rahman II ordenó la destrucción del que era, al parecer, foco de las querellas: la ciudad de Eio; a la vez decretó al gobernador Abd al-Malik b. Labib la fundación de un emplazamiento que sirviera para controlar desde un punto central la vega media del Segura, lugar de los enfrentamientos, y, por extensión, toda la kura: nacía, de ese modo, Murcia.

Dada esa historia, algunos historiadores creen que en el actual partido de Algezares se ubicaba la ciudad de Eio habiendo otra corriente de opinión que propugna otras localizaciones mucho más alejadas de Murcia, concretamente en las cercanías de Hellín.

Con todo, Murcia fue fundada con el objeto de pacificar la zona. Se fundó un campamento militar de gran envergadura, de nombre inicial;Misr al-Tudmir(el campamento de Tudmir, en referencia a la provincia) el 25 de Junio del 825 restableciendo el orden en la zona a costa de una matanza de sediciosos.

De la Murcia del califato a las taifas

Cristianos y musulmanes frente a frente en tablero de ajedrez durante la Edad Media.

Con el tiempo, ese campamento -Misr al-Tudmir- creció y se convirtió en ciudad (Madinat Mursiya) gracias al emir Muhammad I, que propició una política de construcción de mezquitas aljamas en las principales plazas de al-Andalus realzando, por lo tanto, la categoría de Murcia. Con el tiempo, la ciudad fue rápidamente consolidándose hasta alcanzar, en tiempos de la primera taifa, ambos brazos del río. Con el fin del califato (1031), en Córdoba fue proclamada una república pero las aristocracias dirigentes de las diferentes provincias, atentas a sus propios intereses y con la ayuda de los terratenientes locales proclamaron la independencia de cada una de ellas. Como los demás, la kura de Tudmir se convirtió en una taifa independiente, a cuya cabeza se instaló una poderosa familia local, los banu Tahir, que llevaron sus riendas intermitentemente hasta la invasión de los almorávides (hacia el 1090). La presencia de los almorávides, los mismos que luchaban por entonces contra el Cid en Valencia, significó una etapa de poca importancia para Murcia, que quedó reducida a una provincia de aquel imperio africano.

El rey Lobo

Vista aerea del castillo de Monteagudo.

Pero el yugo almorávide duró poco. En el 1147, el gobernador de Valencia Abd Allah Muhammad b. Saad b. Mardanish expulsó a los almorávides aprovechando una revuelta e inició el periodo más brillante de la historia de Murcia. El conocido como rey lobo acabó siendo casi el señor de todo al-Andalus; pactó con los cristianos del Norte e incluso firmó tratados comerciales con las repúblicas italianas. Probablemente fue el responsable de las murallas que ahora afloran por la ciudad y de numerosas fortificaciones que rodean la huerta como las del Puerto de la Cadena y el conjunto fortificado de Monteagudo (Castillejo, Larache y el propio castillo). Tal fue el poderío que alcanzó que Murcia se convirtió en la capital de al-Andalus integrando una gran cantidad de población. Algunas estimaciones indican que, entonces, la ciudad era tan populosa (28.000 habitantes) que desbordó su perímetro y absorbió a un pequeño caserío al otro lado del río siendo, por ello, el antecedente del barrio del Carmen, su nombre: al-Harilla. Fue tal el recuerdo de este rey que un siglo más tarde un Papa le recordó como "el rey Lope, de gloriosa memoria".

Castillejo de Monteagudo (s. XII).

Los almohades y el último reino musulmán

En el año 1174, los hijos de Ibn Mardanish, muerto a causa de un infarto en el 1172, debieron capitular ante los almohades, otro imperio norteafricano que había invadido al-Andalus. Madinat Mursiya debió esperar hasta que Abd Allah Muhammad b. Yusuf b. Hud al-Mutawakkil convirtiera a Murcia otra vez en un reino independiente; su muerte en 1238 no fue óbice para que sus sucesores mantuvieran la línea de resistencia frente a otros aspirantes al reino. Sin embargo la presión de los reinos cristianos, y sobre todo de Castilla, fue tanta que un sucesor de al-Mutawakkil, Muhammad b. Hud Baha al-Dawla entregó el reino en vasallaje al infante don Alfonso en Mayo de 1243.

Dinar granadino de oro procedente del tesorillo de Yesqueros (Murcia).

De la misma manera que Murcia dio importantes reyes, también generó ilustres personajes como Muhammad b. Arabí, el más prestigioso murciano de la Edad Media. Nació en torno al 1165 y desde 1200 ya ejercía su actividad teológica, filosófica y poética lejos de Murcia. Murió en Damasco en 1240, donde está enterrado y se le considera en la actualidad como uno de los pensadores más influyentes del Islam.

Con la conquista de Murcia desaparecieron también la mayor parte de sus habitantes a causa de la fuerte presión castellana. La dificultad para adaptarse a la nueva realidad política junto con otras cuestiones prácticas hicieron que muchos musulmanes murcianos emigraran a Granada o al norte de África.