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San Andrés

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Recorrido histórico

Situado entre el tradicional y huertano barrio de San Antolín y el joven y acogedor barrio de San Antón, el barrio de San Andrés contiene entre sus calles una dilatada historia de artesanos, conventos y cofradías. En la actualidad acoge con los brazos abiertos a cuantos nuevos habitantes vienen a Murcia y se reúnen, día tras día en torno a la plaza de San Agustín.

Plaza de San Agustín

Ha tenido mucho que decir la arqueología para que hayamos podido conocer la historia del barrio de San Andrés en sus inicios durante la dominación árabe; de hecho, las excavaciones realizadas revelan que el barrio de San Andrés empezó a ser urbanizado a partir del siglo XI. Y es que dos aspectos muy significativos marcaron el paisaje del barrio de San Andrés en aquella época: por un lado el meandro del río, que se discurría paralelo a las actuales calles de García Alix y Juan de la Cierva (popularmente conocidas por los murcianos como calle de San Andrés); y, por otro, su situación extramuros de la medina. Por ello los árabes, siguiendo las ordenanzas relativas a la instalación de industrias contaminantes y ruidosas, establecieron todo un barrio de artesanos entregados a los oficios de alfareros, vidrieros, etc., eficazmente abastecido por un hilo de agua, que discurría por el foso de la muralla (actual calle Sagasta). Tuvo que ser antes de la reconquista cuando la modificación del cauce del río hizo posible el trazado de una muralla que englobara este nutrido y poblado arrabal, que, como el del norte, se denominaba de la Arrixaca. El importante auge artesanal de la zona nos hace sospechar la posibilidad de que la famosa comunidad de mercaderes extranjeros al que se refería el poeta mursí del siglo XIII al-Qartayanni estuviera situado al norte de este barrio de San Andrés, en las inmediaciones de la puerta de Molina (junto a la actual ermita de San Antón). Con la reconquista, en 1266, el rey Alfonso X decretó la expulsión de los habitantes musulmanes de la medina para establecerlos en el arrabal produciéndose, así, un fenómeno de desplazamiento de población nativa. Durante el siglo XIV y XV, las fuentes escritas se refieren a este barrio de San Andrés como la morería de Murcia cuyos habitantes eran reconocidos artesanos de la cerámica y la orfebrería; por su parte se ha documentado, a través del estudio arqueológico, restos de viviendas y talleres de hornos a lo largo y ancho del lugar.

Virgen de la Arrixaca

Los siglos XVI y XVII supusieron la radical transformación del barrio de San Andrés por varias razones: por un lado, por la edificación de la iglesia del mismo nombre frente al actual emplazamiento del convento de las Agustinas (la iglesia fue destruida y reedificada con motivo de la riada de San Calixto de 1651); por otro lado, por el establecimiento de los conventos de los Agustinos en 1579 y de las Agustinas en 1616 que contribuyeron a perfilar el definitivo paisaje del barrio. Los Agustinos obtuvieron lugar en un solar colindante a la capilla de la Virgen de la Arrixaca lo que motivó que a corto plazo de tiempo pasaran a ser los administradores de su culto originando, así una serie de problemas con los patronos y benefactores de la capilla -el Concejo y los marqueses de Corvera-, que se prolongó hasta finales del siglo XVIII; finalmente, en 1777 se fundó la Iglesia Privativa de Nuestro Padre Jesús. Así, la vida religiosa, con sus cultos, procesiones cofrades y el apogeo de la vida monástica determinó la historia del barrio hasta la desamortización de 1835 en que el convento de San Agustín fue demolido y su solar transformado en plaza de toros, mientras que iglesia de San Andrés era clausurada y trasladado el culto a la vecina de San Agustín, último vestigio de la orden monástica.

Iglesia de San Andrés y Jesús













 

El siglo XX ha contemplado la definitiva consolidación urbana del barrio mientras las tradiciones más entrañables han pervivido en una perfecta fusión, siendo, los cultos y actividades de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús, que desfila en procesión Viernes Santo por la mañana, los más sobresalientes. Localizado en torno a la iglesia de la Cofradía, el traslado de su titular al convento de las Agustinas y su regreso -tras un periodo de culto por las venerables monjas-, junto con la salida de la procesión a las 8.00 horas de la mañana y su recogida en torno a las 15.00 horas hace de la plaza de San Agustín y, en general, del barrio de San Andrés el centro de Murcia esos días.

Lugares con historia

Son muchas las esquinas, los callejones y los solares que esconden una parte de la historia de un barrio, a continuación, a través de un recorrido, vamos a relatar algunos detalles, anécdotas y curiosidades, como ejemplo del enorme esplendor del barrio de San Andrés.

Nuestro Padre Jesús

Aunque se trata de un reducido trayecto, nuestro caminar por el barrio arranca en la bocacalle de la calle de San Andrés, a espaldas del Convento de las Madres Agustinas. Frente a estas espaldas se encontraba la primitiva iglesia de San Andrés. Recientemente excavada fue descrita por Javier Fuentes y Ponte: "... sobre la portada hay una estatua de San Andrés; consta en su interior de una nave, con unas capillas poco profundas, y es de la misma planta y construcción de la de Santa Catalina; el techo, de fuertes maderas, sostenidas por tres arcos aislados que dejan hueco para las dichas capillas, a más del coro alto a los pies de la iglesia". La iglesia, que fue abandonada al trasladar la parroquia de San Agustín, fue subastada por el Ayuntamiento en 1887, por 6.098 pesetas y 40 céntimos.

Siguiendo la misma calle en dirección sur, pronto nos toparemos con la célebre plaza de San Agustín. Esta plaza de San Agustín tiene su nombre por la orden de los Agustinos, establecidos allí. Estos Agustinos había estado establecidos cerca de la actual ermita de San Antón (desde 1397) pero dada la exposición a las inundaciones a las que se veían sometidos pidieron entrar dentro de las murallas, consiguiéndolo en 1579 y situándose adyacentes a la capilla de la Virgen de la Arrixaca, entonces patrona de la ciudad de Murcia. El convento fue demolido en el siglo XIX para hacer una plaza de toros sobreviviendo la iglesia, pese a la desamortización y tras haber sido transformada en polvorín y cuartel. Como curiosidad señalaremos que las columnas de su entrada son de época romana y proviene de Monteagudo.

A su lado se encuentra la Iglesia Privativa de Nuestro Padre Jesús, que fue edificada en 1777 y de la que sale cada Viernes Santo la procesión de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús, los populares nazarenos "moraos".

Calle Sagasta

Frente a la iglesia está la plaza de San Agustín y una de las vías de comunicación más tradicionales con el centro de la ciudad: la calle Arrixaca, que desemboca a la calle Sagasta, que no es más ni menos que la fosilización de la línea de la antigua muralla medieval que discurría por ella. Subiendo por ella, desembocamos en:

La calle de Santa Teresa. Esta calle representa el quiebro hacia el Este de la muralla medieval, siendo, a su vez, la calle la fosilización del frente Norte de aquella.

Frente a la bocacalle de Sagasta está la calle de Mariano Girada, que antes se llamó "de las Cadenas" porque según dice la historia en ella se había encontrado el huerto de un racionero de la Catedral llamado Juan Cadenas allá en 1416.

Acabamos nuestro recorrido en una calle paralela a la anterior depositaria de una curiosa tradición: es la calle Gómez Cortina (antes Aguadores) en donde se tomaba el agua de la acequia de la Aljufía para abastecer a la ciudad y en caso de incendio.